El éxito de la terapia depende de muchos factores, entre ellos:
-La propia personalidad de la paciente y su deseo de cambio.
- La duración de su trastorno.
-La edad a la que comenzó la enfermedad.
- Su historia familiar.
- Nivel de habilidades sociales y vocacionales.
- La concurrencia de otros trastornos como la depresión.
Es importante recordar que no hay una cura milagrosa para los trastornos de la ingesta. Estas enfermedades implican problemas contra los que las pacientes han luchado y seguirán luchando durante la mayor parte de sus vidas, pero un buen programa de tratamiento ayudará a reforzar la autoestima y enseñará a las pacientes a enfrentarse a sus problemas sin recurrir o incurrir en conductas autodestructivas. El programa también ayudará a restaurar la salud y la fuerza física.
En general, los tres objetivos principales de la terapia son:
1.- Mitigar los síntomas físicos y peligrosos o que representen una amenaza para la vida.
2.- Enseñar a la paciente a comer normalmente y a disfrutar de una relación más relajada con la comida.
3.- Investigar, con la esperanza de cambiarlos, los pensamientos destructivos en relación con el comer, el peso y la comida.
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